domingo, 10 de diciembre de 2017

CAPÍTULO II
MI PADRE
POR ÍKER EGUREN

Nuestro protagonista nació rubio.

Empezó a gatear a los 6 meses y a los 11 meses ya sabía andar. Tomó leche hasta los 6 meses, ahí empezó a comer comida normal.

No dormía, o sea, que mantenía a la casa entera en vela.

Cuando tenía 13 meses nació su hermano, y entonces Quique pilló la manía de pegarle a todas horas.

A los 2 años curó a su hermano de un problema en la boca llamado frenillo, porque le estampó la cara contra una silla baja,  y en esa época aprendió a hablar.

A los 4 años empezó a ir al colegio; decidió estudiar muchísimo porque quería ser como Ramón y Cajal.

Él era el más trabajador y estudioso de los dos, ya que, por ejemplo, cuando iban a recolectar manzanillas, Óscar (que era su hermano pequeño) le decía a Quique:

-¡Mira, Quique, ahí hay unas cuantas manzanillas!
Entonces Quique se ponía a recogerlas y Óscar quedaba como el rey de Inglaterra; vamos, que él no hacía nada.


Digo que Quique era estudioso porque, aún en parvulitos, siempre hacía que el profesor se sorprendiera.