CAPÍTULO II
MI PADRE
POR ÍKER EGUREN
Nuestro protagonista
nació rubio.
Empezó a
gatear a los 6 meses y a los 11 meses ya sabía andar. Tomó leche hasta los 6
meses, ahí empezó a comer comida normal.
No dormía, o
sea, que mantenía a la casa entera en vela.
Cuando tenía
13 meses nació su hermano, y entonces Quique pilló la manía de pegarle a todas
horas.
A los 2 años
curó a su hermano de un problema en la boca llamado frenillo, porque le estampó
la cara contra una silla baja, y en esa
época aprendió a hablar.
A los 4 años
empezó a ir al colegio; decidió estudiar muchísimo porque quería ser como Ramón
y Cajal.
Él era el
más trabajador y estudioso de los dos, ya que, por ejemplo, cuando iban a
recolectar manzanillas, Óscar (que era su hermano pequeño) le decía a Quique:
-¡Mira,
Quique, ahí hay unas cuantas manzanillas!
Entonces
Quique se ponía a recogerlas y Óscar quedaba como el rey de Inglaterra; vamos,
que él no hacía nada.
Digo que
Quique era estudioso porque, aún en parvulitos, siempre hacía que el profesor
se sorprendiera.